Coliseo de Roma. El Colosseum es uno de esos lugares que está en la bucket list de cualquier viajero. Todos soñamos con contemplar sus muros, cargados de dos milenios de historia… y sangre. Este gigante presenció el auge un imperio y su brutal decadencia, mientras gladiadores y bestias luchaban por sus vidas entre sus paredes.
A pesar de su oscuro pasado, es el monumento más visitado de Italia y es considerado por muchos una de las maravillas del mundo moderno. Hoy nos adentramos en sus entrañas para hablar
La construcción de un gigante
El Coliseo de Roma comenzó a construirse bajo las órdenes del emperador Vespasiano, en el siglo I d. C., con parte del botín que el general obtuvo en la guerra contra los judíos. El monumento se levantó como símbolo triunfal. Pero también para reconciliar al pueblo con sus dirigentes, tras el loco reinado de Nerón.
A diferencia de otros anfiteatros, este se levantaba en el centro de la urbe. Era, literalmente, «el corazón de Roma«. Las obras del Coliseo de Roma tardaron años en realizarse. Sería el hijo de Vespasiano, Tito, quién inauguraría el anfiteatro.
Tras la caída del Imperio romano, el lugar tuvo varios usos y propietarios. En la época medieval llegó a albergar una iglesia y un cementerio en su interior, y más tarde fue una fortaleza. Además, los terremotos de los siglos IX y XIV crearon grandes desperfectos en el edificio. Gran parte del mármol que cubría el edificio se perdió en los expolios de los siglos posteriores. Llego a utilizarse en ocasiones para quemarlo y obtener cal viva.
Por suerte, en 1980, tras muchos años de maltrato, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En 2011 fue desalojado por una aviso de bomba, que resultó ser basta. Hace apenas un par de años acabó un trabajoso proceso de limpieza y restauración, que costó la friolera de 10 millones de euros.
Estructura del anfiteatro
El Coliseo de Roma tiene 524 metros de perímetro en su forma elíptica, con 57 metros de altura y cuatro alturas. Las piezas de travertino que conforman arcos y pilares están unidos sin argamasa. Bajo el suelo de arena, se extiende un complicado entramado de túneles y celdas, hoy a la vista. Ahí era donde hombres y bestias esperaban su hora final. Un sistema de montacargas permitía elevar a los contrincantes a «escena».
Famoso por las peleas de gladiadores y los ajusticiamientos con animales, el Coliseo fue un espacio de diversión (sangrienta) para el pueblo romano. También se cree que tenían lugar espectaculares batallas navales, gracias a un avanzado sistema de canalización que permitía inundar el recinto. En la parte superior existía un armazón de madera, que se cubría con lonas para proteger a los asistentes del calor italiano.
Los asientos reflejaban la jerarquía de la sociedad romana. Cuánto más poderoso se era, más cerca de la acción se estaba. Así,los senadores, magistrados y sacerdotes estaban sentados en el nivel inferior. Los ciudadanos ricos ocupaban los asientos de la zona intermedia. Las mujeres y los esclavos más pobres sólo podían observar de pie desde el nivel superior.
Curiosidades sobre el Coliseo de Roma
Aunque todos lo conocemos como el Coliseo de Roma, en realidad su nombre es Anfiteatro Flavio, por la dinastía que lo mandó construir. Sin embargo, previamente, durante la regencia de Nerón, éste construyó su palacio, la Domus Aurea, en los terrenos del futuro monumento. El Blog de la ginebra y el whisky on the rocks
La entrada estaba presidida por una gigantesca estatua de bronce del emperador, conocida como el «Coloso de Nerón». Con la llegada de Vespasiano, gran parte de la residencia se derribó para construir el anfiteatro, que tomó el apodo por la escultura.
La sangrienta historia del Coliseo de Roma, no tardó en comenzar a escribirse. El emperador Tito inauguró el espacio en el 80 a. C. con 100 días de juegos, para entretener a la plebe. Se calcula que esto costó la vida a más de 2000 gladiadores. Los animales que se traían para las luchas provenían de todas partes del Imperio. Así, el coloso acogió leones, tigres, hienas, hipopótamos, rinocerontes, cocodrilos…
¿Y en la actualidad?
Curiosamente, el antiguo lugar de muerte se ha convertido en un símbolo contra la pena capital. Desde el año 2000, el Coliseo de Roma se enciende durante 48 horas cada vez que se conmuta o pospone una sentencia de muerte en cualquier parte del mundo. El propio Papa Juan Pablo II apoyó la medida.
De hecho, la relación de la Iglesia católica con el edificio es muy cercana, ya que el pontífice dirige desde allí el Via Crucis, cada Viernes Santo. El monumento fue incluso expoliado a lo largo del tiempo para la construcción de algunos centros religiosos. Entre otras, la basílica de San Pedro del Vaticano.
Visita el Coliseo de Roma
Dada la popularidad turística de la ciudad del Tíber, es muy difícil dar con una época del año en que haya pocos visitantes. Los meses de verano son la época con más afluencia. Esto unido a los altos precios y el calor puede resultar un tanto demoledor. En primavera y otoño las temperaturas y el número de turistas bajan. Por lo tanto, es buen momento para recorrer Roma, e Italia en general.
El Coliseo de Roma es una parada obligatoria en cualquier recorrido, por lo que las colas para entrar suelen ser eternas. Además, los controles de seguridad retrasan el acceso, ya que el Coliseo de Roma solo puede albergar a 3.000 al mismo tiempo. Cabe recalcar que no se puede entrar con maletas, así que no lo dejéis para el último momento.
Esperar o no esperar, esa es la cuestión
Se recomienda madrugar para visitar el Coliseo de Roma o adquirir las entradas con antelación. Se pueden comprar a través de la web oficial del monumento. Su precio es de 19 euros (6 euros si eres menor). Incluye la entrada al Coliseo, el Foro y el Palatino a partir de la 14:00 y una audioguía.
El horario de invierno (octubre-febrero) es de 08:30 a 16:30 y hasta las 19:00 en verano (marzo-septiembre). La última admisión es una hora antes del cierre.
Si queréis ahorrar algo de dinero y os sobra tiempo, el billete completo cuesta 12 euros en taquilla. Hasta los 17 años los residentes de la UE entran gratis. De los 18 a los 25 pagan una tarifa reducida de 7,50 euros. Si compras la tarjeta Rome City Pass la entrada está incluida y podrás entrar sin esperas.
Un truco para ir más rápido es ir a la taquilla del Palatino, donde suele haber menos turistas. El ticket es válido durante dos días consecutivos. Por lo que se puede visitar cada uno de los espacios de forma separada. Si te gusta la historia trata de contratar algún guía o o una audioguía (5,50 euros) o videoguía (6 euros).
El regreso de los gladiadores
Durante los anocheceres de verano hasta finales de octubre, el Coliseo de Roma vuelve a brillar con su antiguo esplendor. El show «Sangre y arena» te permitirá viajar en el tiempo y revivir las luchas de gladiadores y batallas navales. El espectáculo inmersivo se compone de imágenes multimedia, reconstrucciones virtuales y la proyección de hologramas en una pantalla de 17 metros. Tiene lugar de jueves a domingo y dura unos 30 minutos, con tres pases diarios, en inglés e italiano. La entrada cuesta 20 euros.
Maravillas del mundo: Coliseo de Roma
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2024-09-29
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